Nelli Kambouri
Desde anteayer (28 de junio), vivimos como cucarachas en la plaza Syntagma. La policía griega nos rocía constantemente con productos químicos, independientemente de lo que hagamos o digamos, pero persistimos. Nos vamos un rato de Sintagma para recuperar la respiración y volvemos una y otra vez. Descansamos un poco y volvemos. Incluso antes de que empezaran a estallar los productos químicos, ayer por la mañana, estábamos, sin más, sentados en el suelo y la policía antidisturbios cargó y detuvo a una persona que estaba sentada cerca de nosotros. Cuando protestamos por la detención, la policía antidisturbios respondió deteniendo a otra persona que pasaba por allí y acababa de salir de una cafetería con un café en la mano. Sólo estar de pie cerca de Sintagma pararece sospechoso y, sin duda, peligroso. Las detenciones se han practicado para dispersar a la multitud, pero nosotros seguimos acercándonos cada vez más a la plaza en lugar de irnos.
A medida que nos vamos convirtiendo en cucarchas, empezamos, aun sin darnos realmente cuenta, a adoptar tácticas estáticas, de perseverancia y de aguante, que antes desconocíamos. Siguen volando las bombas lacrimógenas, las bombas de sonido siguen explotando a nuestro alrededor con un estruendo de espanto y las multitudes responden no yéndose, permaneciendo en la plaza Sintagma. Al hacernos cucarachas y transformarnos en seres cada vez más resistentes a los productos químicos, nuestros cuerpos empiezan a mutar. Con máscaras de gas, con las caras pintadas de Maalox, con gafas de sol, nos protegemos y persistimos. Las figuras con máscaras de gas y cras pintadas de Maalox se reconocen entre sí y transmiten mensajes incluso cuando se encuentran a gran distancia de la plaza Sintagma.
Incluso ahora que la ley de austeridad ha sido aprobada en el parlamento griego, las multitudes no se van, se refuerzan. «Hagamos ahora una asamblea», dijo alguien en medio de una nube de productos químicos. Como hicimos cuando «organizamos el concierto de música ayer», explica. Ayer estuvimos limpiando y fregando el suelo de la plaza con agua durante horas para dispersar el olor de los productos químicos y luego, con un amplificador difunto, los Tiger Lillies tocaron en directo en la plaza Syntagma. Las bombas con productos químicos y las bombas de sonido empezaron a estallar por todas partes alrededor de Syntagma , pero todo el mundo se quedó en la plaza y siguió bailando.
Las clásicas tácticas urbanas de confrontación como el lanzamiento de bolas de rodamiento, piedras y cócteles molotof a la policía parecen y son secundarias respecto de nuestras tácticas. Las cucarachas no atacan, tampoco rompen nada. Sin embargo, nosotras las cucarachas sómos mucho más persistentes y productivas que otros animales que, lentamente, van desapareciendo.
Traducido en castellano por Juan Domingo Sanchez